Mucho se habla sobre la crianza respetuosa y es maravilloso que cada vez tenga más cabida en nuestra sociedad. Que hablemos de ello implica que nos preocupa el modo de educar a nuestros hijos. La crianza no es fácil pero contar con información facilita mucho que podamos tener una maternidad/paternidad más consciente. La crianza respetuosa va mucho más allá de un modelo educativo ya que para poder respetar a nuestros hijos primero debemos respetarnos a nosotros mismos. Es necesario que entendamos el comportamiento de nuestros hijos y que cambiemos la mirada que tenemos hacia la infancia.
Qué es la crianza respetuosa
En la educación «tradicional» la relación que se tiene con los niños es vertical, es decir, el adulto está por encima de los niños y asume un rol de autoridad sobre los hijos. Por el contrario, en la crianza respetuosa la relación es horizontal, ambas partes (adultos y niños) están al mismo nivel. Se tienen en cuenta las necesidades de todos y se crea un vínculo de confianza. Desterrar la mirada de superioridad con la que miramos a los niños, confiar en sus capacidades y darles voz a los más pequeños es absolutamente necesario para que podamos tratar con respeto a nuestros hijos.
Con la crianza respetuosa vamos sembrando semillas a través de cómo afrontamos el día a día o de que recursos ofrecemos a nuestros hijos para solventar las situaciones. Nuestra mayor misión como padres es acompañar a nuestros hijos mientras aprenden a vivir. Debemos tener en cuenta que los pequeños están aprendiendo a desenvolverse en el mundo. No tienen herramientas con las que solucionar los conflictos y nosotros somos sus referentes. Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Cómo y qué les estamos enseñando con nuestros actos? Si no das la oportunidad a tu hijo de equivocarse, si no le acompañas en que vuelva a intentarlo será muy difícil que pueda aprender.
La crianza respetuosa se basa en atender las necesidades de los niños desde el respeto, el amor y la amabilidad pero sin olvidar la firmeza. En el artículo Disciplina Positiva o cómo criar y educar a los niños desde la dignidad y el respeto, donde colaboro junto a Elisa Molina de @educarencalma y Lee Lima de @babytribu podréis encontrar varias claves sobre la importancia de una relación basada en estos principios.
¿Por qué la crianza respetuosa?
Los niños cuentan con un cerebro inmadura que todavía no está preparado para gestionar muchas de las cosas que viven. Nosotros como padres tenemos la obligación de brindarles cobijo y facilitarles herramientas para ir aprendiendo esa gestión. Escuchar a los niños es de vital importancia. Entender qué les pasa y cómo podemos ayudarles creará un vínculo de confianza en donde el niño acudirá cuando lo necesite.
Si nuestro hijo se siente escuchado, siente que se le respeta y que se le tiene en cuenta desarrollará una mejor autoestima. Todo el mundo nos equivocamos y cuando eso pasa tratamos de aprender de nuestros errores. Los niños también se confunden, toman decisiones equivocadas que hacen que su comportamiento no sea correcto. Si en vez de gritarles o castigarles utilizamos esa situación como un momento de aprendizaje y ayudamos a nuestros hijos a buscar otra manera de hacer las cosas estaremos dándoles una enseñanza real, que podrá utilizar en futuras ocasiones.
Qué debemos tener en cuenta para una crianza respetuosa
La crianza respetuosa comienza en uno mismo, es un cambio en la mirada que se tiene hacia la infancia y ese cambio debe comenzar en los padres. Lo primero que debemos tener en cuenta son los tiempos y las necesidades de los niños. Muchas veces queremos que los niños coman cuando no tienen hambre o que duerman cuando no tienen sueño… Debemos escuchar y observar a nuestros hijos para poder cubrir SUS necesidades, no las nuestras.
Desde el momento en el que nacemos tenemos desarrollada la parte del cerebro de «supervivencia», es el que hace que los bebés pidan aquello que necesitan y es fundamental que los adultos cubramos esas necesidades. Dejar llorar a un bebé para que «aprenda» es ilógico, lo único que su cerebro interiorizará es abandono y generará una desconfianza en aquellas personas que se supone que tienen que cuidarle.
Hasta el primer año de vida el cerebro de los niños está en modo «supervivencia», es decir, llorará porque no tiene alguna de sus necesidades básicas cubiertas y el apego también es una de esas necesidades. Es muy importante el vínculo que se genera durante los primeros meses de vida. Durante los primeros 18 meses de un niño es cuando se forman las bases de la afectividad y durante el primer año es cuando más conexiones neuronales se realizan. Te dejo el post ¿Cómo funciona el cerebro de los niños? para que puedas profundizar más en este tema y comprender mejor a tus hijos.
El principio de cualquier crianza respetuosa es que los padres interioricemos que nuestros hijos lloran porque les pasa algo y que somos responsables de solucionarlo. Muchas veces los bebés lloran simplemente porque necesitan contacto físico, necesitan sentir que no están solos. Después de nueve meses en el útero, un lugar acogedor, calentito y silencioso nuestros pequeños salen a un mundo lleno de ruido, con cambios de temperatura y experimentan por primera vez la sensación de hambre… demasiadas emociones para alguien tan pequeño, ¿no te parece?
Te dejo enlace a un artículo con Herramientas en disciplina positiva útiles en la educación de los niños y un post con Recomendaciones de libros sobre crianza respetuosa. ¡Espero que te gusten y te sean de ayuda! Me encantaría saber tu opinión, te leo en comentarios 😉
Otra educación es posible
Sin gritos, sin amenazas y basándonos en el respeto. Cambia la relación que tienes con tus hijos y disfruta de la crianza viviendo una maternidad consciente, real y positiva.
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