Como gestionar rabietas y berrinches en los niños

Uno de los grandes desafíos, tanto para los padres como para los niños, es como gestionar las rabietas y los berrinches. Debemos entender que cuando nuestros hijos reaccionan de ese modo no es por molestarnos ni por hacernos pasar un mal momento. Las rabietas son una manera de canalizar la frustración, el enfado, la tristeza… y muchas veces suelen ir asociadas a que alguna de las necesidades básicas, como el hambre o el sueño, no están cubiertas.

Piensa que para los niños tampoco es un momento agradable. Imagina que has pasado mala noche, no te ha dado tiempo a desayunar y cuando llegas a la oficina te encuentras con un problema que no esperabas, ¿cómo te sentirías? La diferencia es que tu cerebro está preparado para gestionar ese enfado (aunque en ocasiones también nos gustaría patalear…), los niños están aprendiéndolo, por eso «estallan» de esa manera.

El cerebro de los niños no tiene desarrollada la parte racional y por eso no son capaces de gestionar sus emociones (en el post ¿Cómo funciona el cerebro de los niños? tienes más información sobre este tema). Es importante que sepamos que los adultos debemos acompañar a los pequeños para ayudarles a canalizar y gestionar las rabietas y los berrinches, para ello vamos a ver algunos recursos que nos ayudarán, tanto a nosotros como a nuestros hijos:

  • Conectar. La conexión con nuestro hijo es fundamental para gestionar cualquier conflicto, para ello es importante que tratemos de entender que ha pasado y que comprendamos por el proceso que está pasando. En ocasiones (más de las que nos pensamos) el inicio de la situación radica en que algunas de las necesidades básicas del pequeño no está cubierta, es una de las primeras cosas que debemos mirar.
  • Validar las emociones. Es importante que el niño se sienta entendido y comprendido, tendemos a minimizar los sentimientos de los niños («no pasa nada», «no llores por eso», «menuda tontería»…) y con un simple «entiendo que estes… (nombramos la emoción), es normal» nuestro hijo sentirá que estamos a su lado, que importa lo que siente. Estaremos enseñándole la importancia de la gestión emocional (con el post «La gestión emocional de los niños, ¿cómo puedo ayudar?» podrás saber más sobre cómo acompañar a tus hijos en ese proceso) en lugar de que aprenda a bloquear sus emociones.
  • Darle tiempo para que viva y procese esa emoción. No podemos olvidarnos de respetar los tiempos de nuestros hijos y la importancia que tiene que sientan. En ocasiones no les dejamos experimentar los sentimientos que producen las emociones, por falta de tiempo o porque nos incomoda la situación. Para aprender a gestionar rabietas y berrinches es necesario que «practiquemos», nuestros hijos no sabrán como hacerlo si no les damos la oportunidad de aprender.
  • Acompañándole mientras procesa esa emoción. El darles la oportunidad de vivir lo que están sintiendo en ningún caso quiere decir que tengan que hacerlo solos. Como hemos dicho los niños no tienen desarrollada la parte racional del cerebro y por ello nos necesitan a su lado. Muchas veces no es necesario que hagamos nada, simplemente estar a su lado, darles un abrazo, ofrecerles consuelo…
  • Distanciar al niño de la situación. Tomar distancia de algo siempre nos ofrece otra perspectiva y los niños no son menos. Además el alejarnos de aquello que ha generado el conflicto también ayuda a que se distraiga. Como decíamos con anterioridad no dejamos solos a los niños, les acompañamos en ese distanciamiento. Por otro lado, distanciarnos puede ayudarnos a nosotros a no dejarnos llevar por la presión social a la que en ocasiones nos vemos sometidos ante una rabieta o berrinche. Muchas veces gestionamos los conflicto presionados por las miradas del resto y eso no beneficia ni a nuestros hijo ni a nosotros.
  • Manteniéndonos firmes en la decisión tomada. La firmeza en nuestras decisiones es fundamental, por ello es importante que las tomemos siendo conscientes de ello. Cuando estamos en mitad de un conflicto no es un buen momento para tomar ninguna decisión. Las normas y los límites son más fáciles de cumplir si hacemos que nuestros hijos sean participes de ellos, pero la firmeza a la hora de que se cumplan es una obligación nuestra. Esta firmeza debe llevarse acabo desde el respeto y el amor que tenemos a nuestros hijos, no es necesario gritar, castigar o amenazar. La frase «te quiero pero la respuesta es no» define muy bien este concepto.
  • Centrarnos en buscar soluciones y alentar el que lo hagan. Cuando nos encontramos en medio de un conflicto tendemos a buscar al «culpable» y, en ocasiones, se convierte en nuestra mayor prioridad. Saber quien ha iniciado el conflicto, por qué ha sido, cómo ha ocurrido… parece que lo va a solucionar pero realmente estamos malgastando nuestra energía. Si nos centramos en buscar soluciones a ese conflicto y además animamos a nuestros hijos a que sean ellos los que lo hagan estaremos tratando el problema desde la base. Además, alentar a que los niños busquen soluciones a sus conflictos les ayuda a ser mucho más resolutivos y a sentirse capaces de superarse.
  • Ofrecer alternativas limitadas. A la hora de buscar soluciones podemos ayudarles a través de las preguntas de curiosidad; ellos mismos puedan analizar la situación y encontrar una solución. También ofreciéndoles opciones y alternativas limitadas, es una manera de que vayan ejercitando la búsqueda de soluciones y además se sientan partícipes.

No vamos a poder evitar los conflictos, ni las rabietas ni los berrinches, forman parte del crecimiento emocional de nuestros hijos. Es la manera en la que los niños expresan las emociones que sienten y que no saben cómo hacer frente. Lo único que podemos hacer es ayudar y acompañar a gestionar estas rabietas y berrinches, así estaremos ofreciendo a nuestros hijos herramientas con las que desenvolverse en la vida. Somos los entrenadores de vida de nuestros hijos, ¿cómo quieres que aprendan a vivir?

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