¿Cómo hacemos para validar las emociones de nuestros hijos?

Siempre se habla de validar las emociones, de la importancia que tiene esto para nuestros hijos, pero… ¿cómo lo hacemos?, ¿qué significa exactamente? Vamos a ver qué significa; por qué es importante que lo hagamos con nuestros hijos; y qué pasos debemos seguir para que los niños lo sientan.

Qué significa validar las emociones

Entender, comprender y aceptar la emoción que está sintiendo la otra persona. Muchas veces queremos cortar la emoción que nuestro hijo está sintiendo porque nos resulta incómodo, porque no sabemos cómo afrontarlo o porque creemos que no es el sitio adecuado…

Las emociones son involuntarias. Ninguna persona decide que quiere sentir, sino que en función de las situaciones que vivimos nuestro cerebro «activa» la emoción que ese momento nos está produciendo. Este dato lo debemos tener presente siempre, todos tenemos derecho a sentir las emociones. Para poder validar una emoción es necesario que respetemos el proceso natural que tienen.

Para poder ayudar a nuestros hijos en su gestión emocional es fundamental que comprendamos que las emociones no son algo que se «utilizan» para conseguir algo. Los niños no nos manipulan a través de sus actuaciones emocionales 😉 Si quieres saber más sobre como ayudar a tus hijos a tolerar y canalizar sus emociones te recomiendo leer el artículo La gestión emocional de los niños, ¿cómo puedo ayudar?

¿Por qué es importante la validación?

Uno de los aspectos más importantes de la validación de las emociones es que nuestros hijos se sientan comprendidos… Para poder desarrollar una buena gestión emocional necesitamos entender y comprender nuestras emociones y para poder conseguirlo es necesario que las transitemos.

Si no sentimos, vivimos y experimentamos nuestras emociones será muy complicado que las conozcamos. Si no las conocemos es prácticamente imposible que podamos aprender a gestionarlas. Coartar y cohibir las emociones solo lleva a que tengamos una mala autorregulación…

Para aprender a diferenciar las emociones es necesario que sepamos, por ejemplo, que ocurre en nuestro cuerpo cuando las sentimos o que reaccionemos tenemos ante ellas. En el post Frustración: ¿por qué nuestros hijos necesitan sentirla? profundizo más en la importancia de este tema.

Los niños están aprendiendo la gestión emocional y si en esa etapa de «iniciación» en la que se encuentran lo que reciben es rechazo, que los ignoran, malas caras… ¿cómo crees que será su relación con las emociones? Las emociones nos van a acompañar durante toda la vida, son parte de nosotros y saber gestionarlas es algo fundamental.

Como enseñemos e iniciemos este aprendizaje con nuestros hijos marcará su educación emocional, lo ideal es empezar cuanto antes pero nunca es tarde para ello. Si no hemos practicado la gestión emocional con nuestros hijos en la primera infancia, el modo de comenzar es como si estuvieran todavía en ella. Te invito a que leas el artículo Las emociones en la primera infancia, ¿sabes cómo funcionan? para que puedas profundizar en cómo iniciar la educación emocional.

¿Qué hacemos para validar las emociones de nuestros hijos?

Lo primero y más importante es que nosotros debemos estar tranquilos y calmados… Es imposible que podamos ayudar a nuestros hijos si nosotros no tenemos nuestro cerebro racional integrado (si quieres saber más sobre el funcionamiento del cerebro puedes leer el post ¿Cómo funciona el cerebro de los niños?)

Además, como ya hemos dicho, tenemos que tener siempre presente que nuestros hijos no utilizan sus emociones para manipularnos. No te lleves al terreno personal el modo en el que tu hijo está actuando… Acuérdate de que su cerebro todavía no está preparado para autorregularse y que no sabe como gestionar todo lo que está sintiendo.

También debemos tener en cuenta que cada niño es diferente y cada uno puede necesitar diferentes cosas. Lo que sí es común para todos es que nos necesitan a su lado y necesitan que validemos lo que están sintiendo.

Para validar las emociones debemos:

  • Ponernos a su altura. El contacto visual es fundamental para que se sientan que estamos con ellos, que les entendemos y comprendemos por lo que están pasando.
  • Contacto físico. Si quieren y están receptivos para ello acariciarles el brazo o la espalda suele reconfortarles, también preguntarles si quieren o necesitan un abrazo.
  • Acompañar la emoción. Esto quiere decir estar a su lado por si nos necesitan. Para validar las emociones es importante que no tratemos de cortar la emoción. Muchas veces por el dolor que nos supone verles sufrir tratamos de distraerlos con otra cosa para que, por ejemplo, dejen de llorar pero esto es contraproducente. Las emociones son involuntarias y nuestro cuerpo necesita transitarlas. Si bloqueamos las necesidades de expresión de nuestros hijos ellos lo que aprenderán será a bloquear las emociones no a gestionarlas.
  • Expresarles que entendemos por lo que está pasando. Podemos contarles una situación nuestra en la que nos hayamos sentido igual. La idea es que nuestros hijos aprendan que las emociones son parte de nuestra vida, que no son malas y que todos las sentimos. Solo tienen que aprender a gestionar lo que sienten.
  • Les ofrecemos nuestra ayuda. Al estar a su lado saben que pueden contar con nosotros pero también es importante dar un paso más y ofrecerles alternativas para calmarse (saltar, correr, beber agua, pegar a un cojín…). Lo ideal es que cuando estén calmados hablemos con ellos y les preguntes que creen que necesitan para calmarse. De este modo cuando el cerebro de nuestro pequeño se encuentra «atrapado» por una emoción nosotros podremos ofrecerle esas alternativas que sabemos que le ayudan a calmarse.

Nuestros hijos están aprendiendo a vivir y por ello todavía no cuentan con las herramientas necesarias para resolver todo a lo que se enfrentan diariamente. Nuestra labor como padres es guiarles, acompañarles y ayudarles a ir descubriendo y aprendiendo esas habilidades de vida.

Algo que también debemos tener en cuenta es que lo que validamos es la emoción que se está sintiendo. Si el comportamiento que lleva asociado esa emoción no es correcto (por ejemplo pegar) es necesario que expliquemos a nuestro hijo que no es correcto y le ofrezcamos otras opciones para cuando sienta esa emoción. Muchas veces por cómo nos hacen sentir a nosotros los comportamientos de nuestros hijos y por querer parar esa forma de actuar, nos olvidemos de las propias emociones 😉

Hay muchas formas de trabajar con los niños y de ir enseñándoles gestión emocional, te dejo el post Gestión de las emociones: 10 películas para ver con los niños con recomendaciones para que podáis pasar un buen rato en familia.

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