«Como sociedad debemos apostar por las madres, sin exigirles ese modelo tan perfecto como inalcanzable»

Olalla Martínez Rubín es psicóloga-psicoterapeuta especialista en niños, familias y pareja y hemos podido hablar con ella sobre la tristeza postparto y la depresión postparto, explicándonos qué son y qué ocurre en ellas, ya que en numerosas ocasiones ni el entorno ni la propia madre es consciente de lo que está viviendo. Las expectativas, lo que esperan de ti,  las responsabilidades, el cambio hormonal… son muchos los cambios que se viven cuando te conviertes en madre y no siempre son fáciles de asumir.

¿Cuáles son los síntomas de una depresión postparto?

Los síntomas de la depresión postparto suelen producirse al poco tiempo de nacer el bebé. A pesar de que, en esta época debido a las hormonas, al cambio de vida y el cansancio es común sufrir altibajos, en la depresión postparto uno de los síntomas más característicos es que su tristeza llega a ser incapacitante para la madre.

Otros síntomas frecuentes son:

  • Cansancio y fatiga excesiva.
  • Cambios de humor muy intensos.
  • Insomnio.
  • Falta de apetito.
  • Dificultad para relacionarse con el bebé y rechazo a éste de forma continua.
  • Irritabilidad, enfados desproporcionados que no se ajustan a la situación que se está viviendo.
  • Sentimientos de tristeza que suelen venir acompañados de culpa.
  • Anhedonia o dificultad para experimentar placer en las actividades que antes disfrutaba.

De todos modos, si algunos de estos síntomas son experimentados de forma continua en el tiempo e intensamente sería necesario consultar con un profesional para que pudiese evaluar la necesidad de tratamiento.

¿Cómo se trata una depresión postparto?

Ante esto lo primero decir que la mujer que la sufre no es una mujer débil, ni que le falte algo, sino que cualquier mujer puede verse en esta situación y es más frecuente de lo que nos creemos.

En cuanto al origen de la depresión postparto se ha visto que proviene tanto de factores biológicos como de factores psicosociales. Hacer una buena evaluación de lo que puede estar influyendo en cada caso es fundamental. Desde el estudio hormonal, hasta antecedentes de depresión en la familia, factores genéticos, si el embarazo fue deseado o no, la red de apoyo social…

Una vez hecha una evaluación, habrá que valorar la necesidad o no de medicación y la dosis de ésta según las características de la depresión y la intensidad de los síntomas.

Por otro lado, es importantísimo el tratamiento psicoterapéutico, para poder elaborar y entender lo que está sucediendo y desde ahí poder cambiarlo y enfrentarlo. Desde mi punto de vista no hay un tratamiento único para la depresión postparto, ésta no deja de ser un conjunto de síntomas que nos habla de un sufrimiento individual de la persona, por eso cada proceso terapéutico es diferente.

No podemos olvidar que el proceso del embarazo y del parto no solo nos remite al momento actual que estamos viviendo sino también a la propia infancia y a los orígenes de cada uno.

Es una etapa donde muchos recuerdos de la propia historia infantil se hacen conscientes y nos acompañan a lo largo del embarazo y de las primeras etapas con nuestro hijo.  Muchas veces cuando hemos tenido historias difíciles estas se reviven en estos momentos y pueden afectar al momento actual que estamos viviendo. Por eso tener un lugar donde poder hablarlo, entenderlo y enfrentarnos a ello va a ayudar a realizar el trabajo psíquico que requiere convertirse en padre o madre.

Otras veces las expectativas de lo que creíamos que iba a ser nuestro parto, la llegada al mundo de nuestro bebé, no coinciden en nada con la realidad, y tener que desidealizar esa forma soñada y aceptar la que ha sido es un proceso que requiere tiempo y muchos sentimientos encontrados.

¿Cómo diferenciar una depresión postparto de la tristeza postparto?

La tristeza postparto, también llamada Baby Blues es algo muy común en los días siguientes al parto, los cambios hormonales, vitales, sociales del estado al que se ve sometida la mujer en este momento hacen que sea común que se produzcan variaciones en el estado de ánimo.

Suelen tener una intensidad y sobretodo una duración variable. Pueden aparecer a los días de dar a luz y pueden durar unas semanas hasta que la madre se adapta a la nueva situación. En estos días los cambios hormonales propios de la situación pueden hacer que la madre esté algo llorosa, que pase de llorar a reírse, que se sienta rara, que por momentos esté triste, etc.

La depresión, sin embargo, aunque comparte algunos síntomas, éstos suelen ser más intensos y sobretodo duraderos en el tiempo. La tristeza que se da en la depresión no solo es una alteración del estado de ánimo, sino que como dije antes, puede ser incapacitante, hacer que la madre no se sienta capaz de cambiar, de amamantar a su bebé, que la desesperanza sea tan grande que la incapacite para cosas que antes podría hacer. La otra cara es la irritabilidad, un enfado exagerado y continuado que no se ajusta a la situación.  La anhedonia o falta de deseo también es un indicador característico en estas situaciones.

Si estos síntomas duran más de 2 o 3 semanas sería conveniente que un profesional pueda evaluarla.

¿Cómo puede el entorno ayudar a una mujer con depresión postparto?

Lo primero teniendo claro que la depresión es una enfermedad y que nos puede pasar a cualquiera, todavía hay mucho tabú y desconocimiento alrededor de las enfermedades mentales.

Es probable que la gente más cercana, familiares y amigos, vean los primeros síntomas en la madre. Hablar con ella sin juzgarla, buscar con ella un profesional que la pueda ayudar. Echarle una mano para que pueda descansar, apoyarla y escucharla sin juzgarla.

Otra tarea pendiente que tenemos todos, es desestigmatizar la depresión y dar información sobre ella en los cursos de preparación al parto, en las visitas al médico, a la matrona, etc… De esta forma una mujer que está pasando por esto lo podrá identificar, conocer y pedir ayuda.

¿Cómo la tristeza postparto puede convertirse en depresión?

Las expectativas hacia la madre y el nivel de perfección que se le atribuye al rol materno así como la supuesta felicidad que debe sentir puede ser un detonante y un estresor para llevar a las madres que ya están pasando por momentos de tristeza donde no se reconocen (Baby blue) a sentirse culpables y que lejos de que esa tristeza se reconduzca vaya a más.

Si cuando vemos los primeros síntomas de tristeza, de desesperanza, la madre recibe ayuda, entendimiento, relevo para que pueda descansar, comprensión para que pueda llorar y aceptar que no estar contenta no significa ser mala madre puede ayudar a prevenir la depresión o que esta se agrave.

Si por el contrario no recibe ayudas, se siente juzgada, hay más probabilidades de que esa tristeza pueda ir a más y acabar desembocando en una depresión.

¿Hay estadísticas sobre cuántas depresiones postparto se tratan al año? ¿Y cuántas depresiones postparto hay no tratadas?

La OMS (Organización Mundial de la Salud) habla de la depresión postparto como la patología más frecuente en las madres. Estima que el porcentaje es de un 10% en países industrializados. Otros estudios estiman que el 13% de las mujeres sufren depresión postparto y apuntan a que el 75% de estos casos no se detectan de manera formal y por tanto no se tratan.

El problema es que a las madres les sigue dando mucha vergüenza hablar de sentimientos negativos ante la maternidad que están viviendo. Y a veces entre el personal sanitario y las familias no hay suficiente formación e información para poder detectarla y prestarle las ayudas oportunas y necesarias.

¿Qué consecuencias puede tener una depresión postparto no tratada?

La depresión al no ser tratada puede aumentar los síntomas provocando problemas en la alimentación o en el carácter, incapacitando a la madre e incluso llegando a generar ideas suicidas. Así mismo puede generar problemas en la pareja y en el ambiente familiar, no reconociendo a la persona y al no entender lo que le pasa creando un clima de tensión y de soledad que ayudará a que la madre se sienta menos comprendida y más aislada.

Y no solo genera problemas en la madre que la sufre sino que también puede generar muchas dificultades en el bebé, ya que casi siempre las depresiones interfieren en la forma de relacionarse y de cuidar al bebé. Al no encontrar una madre disponible, una madre que le pueda leer y hacerse cargo de sus necesidades, de acariciarle, mimarle o interactuar con él, conlleva que los bebés sufren y tendrá efectos negativos para su salud. En estos bebés son frecuentes los problemas de alimentación o de sueño.

Son momentos donde el bebé es completamente dependiente y donde el desarrollo afectivo del niño está evolucionando y asentará bases que le acompañarán el resto de su vida.

Muchas madres están sufriendo depresión posparto pero no son capaces de verlo, ¿por qué crees que pasa esto?

En nuestra sociedad tenemos una visión cultural idealizada de la maternidad que se transmite a través de comentarios y frases que estamos cansadas de oír: “tener un hijo es lo mejor que te puede pasar en la vida”, “ser madre es la mejor experiencia“. Esto hace que las personas que no están teniendo esas emociones no sean capaces de reconocerlo en voz alta y a veces ni a ellas mismas intentando luchar contra esos sentimientos y sintiéndose muy culpables por ello.

Ese “tener que ser feliz con tu precioso bebé” pesa mucho y las personas que no lo están se sienten muy avergonzadas. Lo que hace que no compartan sus sentimientos con nadie e intenten luchar contra ellos solas.

Por otro lado, también es común confundir la depresión con el Baby blues que antes comentábamos y muchas veces cuando la mujer llora o muestra su cansancio, este no se toma en serio: “Eso son las hormonas, es normal estar cansada si no duermes”. Esto también facilita que la mujer crea que lo que siente es normal o no es para tanto, y que no pueda pararse a pensar que lo que le pasa es una enfermedad que se puede curar y que se le puede ayudar.

La depresión es una enfermedad más, y la mujer que la sufre no es responsable de su estado, es una enfermedad como otra que pudiera sufrir. Pero a veces a las mujeres que tienen estos sentimientos les lleva a generar mucha culpa y no a pensar que pueden ser síntomas de una enfermedad y que como tal se puede tratar y buscar ayuda.

Por desconocimiento, esto también puede pasar con el entorno, que responsabiliza a la madre (por falta de información) de esos sentimientos: “como vas a estar triste, si tienes un bebé estupendo” en lugar de entenderlos como una consecuencia de la depresión que puede estar sufriendo.

¿Es necesario que la sociedad tome conciencia?

Como comentaba en la pregunta anterior una de las dificultades que hacen que una mujer pida ayuda es la idealización de la maternidad en la sociedad y el peso que cae sobre la madre. Se espera de ella que sea la madre perfecta la mujer perfecta y la trabajadora perfecta, sin darnos cuenta cargamos sobre ella un peso muy grande con el que a veces no puede y se acaba hundiendo y desvalorizándose, haciéndola más vulnerable a una posible depresión.

Por eso es importante que se tome conciencia en toda la sociedad, empezando por los centros de preparación al parto, que igual que nos preparan para el parto y para detectar posibles complicaciones en el embarazo, aumentar también la información y formación en los temas emocionales y de relación del bebé, así como la existencia tan frecuente de la depresión postparto y poder detectarla.

Como sociedad debemos poner en duda nuestras creencias sobre lo que debe ser “una madre buena” y apostar por las madres, sin exigirles ese modelo tan perfecto como inalcanzable.

En numerosas ocasiones las madres se sienten culpables por sentirse tristes al dar a luz ¿Qué consejos les darías?

Lo primero decirles que esta situación es muy común. La llegada de un hijo supone adaptarse a muchos cambios y muchas renuncias y duelos: el cambio de vida, entre el pecho o biberón, los pañales, los lloros… darse una ducha es todo un reto.

La renuncia al cuerpo de antes de ser madre y adaptarse al de después con posibles cicatrices, dolores, complicaciones con la lactancia en algunos casos.

Una nueva relación con el bebé, ahora ya no está en la barriga, ahora forma parte de nuestro día a día y hay que adivinar sus necesidades en cada momento. Muchas veces esto nos carga de responsabilidad y de inseguridad.

Estos son algunos de los muchos ejemplos que podría citar y que conlleva el tránsito de ser madres. Por eso es totalmente lícito y sano que en algunos momentos las madres lloren y exploten.

Lo que también diría es que al ser una etapa que conlleva tantos cambios físicos y emocionales toda ayuda es poca.  Que pidan ayuda cuando la necesiten y acepten las ayudas.

Así que la compañía, los grupos de madres e incluso la ayuda de un psicoterapeuta donde poder ir haciendo este tránsito a nivel emocional sería una fantástica compañía hacia este viaje de la maternidad y ayudaría a prevenir posibles complicaciones.

Si quieres conocer un poca más a Olalla o contactar con ella puedes hacerlo pinchando AQUI

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