El uso excesivo de las pantallas por todos es sabido que no es recomendable, ni para los niños ni para nosotros mismos… pero es un debate que siempre está sobre la mesa cuando se refiere a los más pequeños. Quizá de este confinamiento podríamos sacar provecho en cuanto a la cantidad de tiempo que exponemos a nuestros hijos a ellas.
Debemos tratar de instaurar rutinas de cómo las utilizamos, en qué momentos y por cuánto tiempo. Nuestros hijos han nacido en una era absolutamente tecnológica y toda su vida van a tener pantallas, parece absurdo que queramos luchar contra una realidad, pero sí es importante que empecemos, cuanto antes, a enseñarles un uso responsable. La prohibición absoluta de ellas va en contra de la era en la que han nacido y en un confinamiento como el que estamos viviendo es prácticamente imposible negarles su utilización, por lo que seamos francos y atajemos un problema que vamos a tener antes o después.
Creo que todos estamos haciendo más uso de lo que nos gustaría o de lo que lo hacemos normalmente de películas, dibujos, videojuegos… son muchas las horas que pasamos en casa y es complicado entretener o que ellos mismos se entretengan, por lo que estamos sucumbiendo a las bondades que tienen todos los dispositivos electrónicos, pero vamos a tratar de sacar partido a esta situación.
Tendríamos que observar en qué momentos son necesarias las pantallas o en qué situaciones las utilizamos como salvavidas, de esta manera podremos sacar un pequeño patrón de cómo nosotros las utilizamos con respecto a nuestros hijos. A su vez podemos tratar de observar cuántas horas muertas pasamos nosotros delante de ellas, como bien sabemos los niños extraen las mejores enseñanzas del ejemplo, por lo que si somos capaces de identificar los diferentes usos que hacemos de ellas será mucho más sencillo que podamos acotar su utilización.
El exceso que se está realizando por la situación excepcional que tenemos puede ser un gran momento para hablar con ellos sobre la exposición a dibujos, vídeos o películas y estipular horarios o rutinas, pero en vez de hacerlo pensando únicamente en la situación actual podemos pensar un poco más allá y centrar rutinas que podamos mantener cuando todo vuelva a la normalidad. Cuando todo esto termine será complicado que erradiquemos las pantallas de la vida de los niños, por lo que adelantémonos a ello y tengámoslo en cuenta (en la medida de lo posible) a la hora de estipular en que momentos vamos a disfrutar de las pantallas.
Aunque sea muy tentador, dada la situación que tenemos, utilizar las pantallas para solucionar situaciones complicadas como pueden ser las comidas o las peleas no es una buena opción, piensa que si los niños adquieren una costumbre como puede ser comer con dibujos, cuando quieras volver a las rutinas será complicado quitar un hábito, sobre todo si es uno que mola tanto…
De este confinamiento estamos sacando muchos aprendizajes y uno de ellos puede ser la exposición real de nuestros hijos a las pantallas y que ellos aprendan y comiencen a realizar un uso responsable de ellas. Sentaros con vuestros hijos, trazar un horario y que ellos decidan cómo quieren utilizarlo, podemos estipular un tiempo determinado al día y que ellos lo repartan, si les haces partícipes en la toma de decisiones estarás fomentando su responsabilidad y el cumplimiento de las normas será más sencillo.
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