¿Has pensado alguna vez que tu hijo también tiene derecho a tomar decisiones? De primeras quizá te sonará loco y pienses que estamos hablando de una educación basada en la permisividad, pero nada más alejado de la realidad. ¿Cuántas veces has vivido una lucha de poder con los niños? Me gustaría hablarte sobre la necesidad de que dejemos desarrollar las parcelas de poder que todos tenemos, y los niños también tienen (o deberían tener) las suyas. Un niño al que se le deja hacer uso de su parcela de poder es más seguro de si mismo, más autónomo, más resolutivo y tomará mejores decisiones.
Una de las bases de la Disciplina Positiva es que tengamos presente la etapa evolutiva del niño. No todos los niños maduran de la misma manera ni a la misma velocidad (a pesar de que hay unos patrones en función de las edades). Es muy importante la observación al niño para que podamos ser capaces de entender para que está preparado nuestro hijo. En función de su madurez debemos dejar que cuente con su parcela de poder. Todos tenemos y necesitamos tener la nuestra y si la cohibimos acabaremos teniendo la tan odiada lucha de poder con los niños.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra parcela de poder, tanto dentro de nuestra familia como en el trabajo o con los amigos. En esa parcela somos nosotros los que decidimos y los que ponemos los límites. ¿Cómo te sentirías si no te tuvieran en cuenta o no te dejarán tomar ninguna decisión? Con los niños es exactamente igual. Ellos tienen su parcela de poder, aunque en ocasiones somos los padres los que la anulamos. Cuando un niño vive esa anulación no suele tomar buenas decisiones.
En el momento en el que no dejamos que cada uno desarrolle su parcela de poder comienza a aflorar la lucha de poder con los niños. Ninguna persona entiende que deba obedecer sin cuestionar nada, piensa si durante todo el día tu único cometido fuera hacer caso a todo aquello que te dijera otra persona, ¿cómo te sentirías? Seguramente en algún momento te «rebelarías» y tratarías de hacer las cosas a tu manera… ¿por qué un niño no tiene derecho a lo mismo?
Un bebe come y duerme lo que quiere (porque suele ser lo que necesita) y esa es su parcela de poder, no la cuestionamos porque es algo natural. A medida que van creciendo comenzamos a cuestionar y a pensar que ese «poder» no es bueno. Supone una pérdida de autoridad de los padres y claro, ¡eso es intolerable! Nos relacionándonos con nuestros hijos de una manera vertical y nos olvidamos de la importancia de que nuestros hijos participen en la toma de decisiones.
Tenemos la idea equivocada de que si dejamos tomar decisiones a nuestros hijos se convertirán en unos niños malcriados y que perderemos autoridad. Lo que no nos paramos a pensar es en las consecuencias que tendrá que nuestros hijos no sepan utilizar su parcela de poder. Si no involucramos a nuestros hijos en la búsqueda de soluciones nunca aprenderán a resolver sus problemas y acabarán convirtiéndose en niños dependientes de los demás.
Si quieres dejar de tener una continua lucha de poder con los niños debes ir dejando que desarrollen, poco a poco, sus parcelas de poder, algunas herramientas para ello son:
- Habla y escucha a tus hijos: Cuando tengáis que acordar alguna norma en casa ponerla en común con toda la familia y buscar una solución que a todos os haga sentir cómodos.
- Ofrece opciones limitadas: Darle opciones a nuestros hijos les hace sentir que se les tiene en cuenta, que su opinión también cuenta. Por ejemplo, a la hora de la merienda pregúntale si quiere manzana o plátano.
- Buscar soluciones juntos: Cuando haya un conflicto en vez de buscar culpables céntrate en la búsqueda de soluciones. Y lo más importante es que los niños participen de esa búsqueda de soluciones.
- No estes encima para que cumpla las normas creadas: Solemos querer controlar que se hagan las cosas, en vez de eso quédate únicamente en la supervisión y no trates de controlar la situación. Por ejemplo, si hemos acordado que los juguetes se recogen antes de acostarnos, únicamente recuerda la norma. Puedes darle opciones de recogerlo antes del baño o después y también puedes ofrecer tu ayuda si lo necesitan.
- Ayudar sí, pero no hacerlo por ellos: Crear las normas conjuntamente no hace que los niños las cumplan por arte de magia… Deben ir cogiendo la rutina de hacerla y para ello las primeras veces seguramente necesitarán tu ayuda. Esto no quiere decir que lo hagas por ellos, sino que acompañas y ofreces tu ayuda si lo necesitan. Continuando con el ejemplo de los juguetes, puedes preguntar ¿qué juguetes quieres recoger tú, los coches o los bloques?
- Preguntas de curiosidad: Habla con tu hijo e interésate por lo que le pasa, por su opinión sobre las cosas y sobre de que forma las haría él. Te sorprenderá la visión que tiene tu hijo sobre muchas cosas. Si dejas que participe podréis solucionar muchas situaciones de una forma más simple de lo que tu pensabas.
Dejemos de lado tantas falsas creencias y tengamos más presente a nuestros hijos. Pensemos en como queremos que nuestros hijos sean en el futuro. Tratemos de enseñarles herramientas que puedan utilizar para la vida y ofrezcámosles la oportunidad de ensayar con nosotros. Muchas veces las luchas de poder con los niños comienzan en nosotros mismos. Creemos que debemos tener una autoridad que mantener, no vayan a pensar que…
Dejemos de lado la presión social que demasiadas veces nos condiciona la relación con nuestros hijos y ofrezcamos una crianza desde el respeto. Que la mirada de los demás no te haga confundir la firmeza y los límites que necesitan los niños con que tienes que ejercer poder sobre ellos. En el post Como gestionar rabietas y berrinches en los niños puedes encontrar herramientas y recursos con los que acompañar y gestionar esos momentos complicados en donde la presión social puede afectarnos más.