Los errores son parte del aprendizaje, sin ellos no aprenderíamos que está bien y que está mal y tampoco podríamos descubrir otra manera de hacer las cosas. Vivimos en una sociedad en la que que el error está mal visto e incluso penalizado. Pero, ¿sabes que respondió Thomas Alva Edison (inventor de la bombilla) a un periodista cuando éste le recordó que se había equivocado casi mil veces? «No fracasé, solo descubrí 999 formas de como no hacer una bombilla». Ante un error lo que debemos es buscar soluciones, aprender de él y pensar de que otra manera podríamos hacerlo.
Todos los errores son grandes momentos de aprendizaje si decidimos centrarnos en buscar soluciones y no dedicamos tanto tiempo a la búsqueda de culpables. ¿Encontrar quién tuvo la culpa de algo te ayuda a solucionar el problema? Entonces, deja de gastar tus energías en ello y céntrate en que puedes sacar de positivo de esa situación.
Los niños se equivocan, como todos
Nuestros hijos están aprendiendo a vivir y durante este aprendizaje serán muchas las veces que se equivoquen. Si ante un error lo que reciben por nuestra parte es una mala cara, una recriminación o un castigo no tendrán ganas de volver a intentarlo… En el post Los castigos: Por qué no funcionan y qué alternativas tenemos explico más en profundidad que consecuencias negativas tienen este tipo de actuaciones en nuestros hijos.
Ante un error, una equivocación o un mal comportamiento de los niños debemos dejar de lado el sermón, la reprimenda o la culpa y nuestro objetivo debe ser centrarnos en buscar soluciones. Si vemos los errores como oportunidades de aprendizaje estaremos ofreciendo a nuestros hijos una gran herramienta que podrá poner en práctica durante el resto de su vida. Ante una equivocación nuestra reacción debe ser de compasión y de amabilidad hacia nuestro hijo, está aprendiendo y todavía no conoce una forma mejor de hacer las cosas… Trabajemos en esas 999 formas de como no hacer una bombilla para conseguir alcanzar el resultado deseado 😉
Lo ideal es que a través de las preguntas de curiosidad ayudemos a nuestros hijos a descubrir de que otra manera podemos hacer las cosas. Con esas preguntas también podemos hacer que nuestros hijos aprendan por si mismos las consecuencias que tienen sus elecciones. «¿Por qué crees que ha ocurrido esto?», «¿hay otra forma de hacerlo?», «¿la próxima vez qué crees que podrías hacer?», «si haces eso, ¿qué crees que ocurrirá?»
No caigamos en hacer las cosas por nuestros hijos. Muchas veces por el «no sabe», no les damos la oportunidad de intentarlo y para poder aprender es absolutamente necesario practicar. Para que nuestros hijos confíen en si mismos necesitan tener la seguridad de que nosotros confiamos en ellos. Nuestra máxima debe ser creer en sus capacidades y trasladarles el «TU PUEDES». Es difícil soltar y dejarles equivocarse pero es necesario para su aprendizaje. En el post Capacitar a nuestros hijos los hará más felices, ¿cómo lo hacemos? puedes encontrar herramientas con las que fomentar esta capacitación, un tema fundamental para el desarrollo de una buena autoestima. Te invito también a leer el artículo «Un niño al que le hacemos todo crecerá pensando que no es capaz de hacer nada», en el que hablamos sobre la importancia de desarrollar la autonomía de los niños.
Enfocarse en buscar soluciones
Pero, ¿cómo lo hago? Para dejar de buscar culpables debemos enfocarnos en buscar soluciones y para ello debemos:
- Identificar el problema
- Proponer una lluvia de ideas para encontrar la mayor cantidad de soluciones posibles
- Escoger una solución que funcione para todos
- Poner a prueba esa solución durante una semana
- Pasada la semana evaluar si la solución ha funcionado, de no ser así comenzar de nuevo.
Cada desafío diario que tenemos con nuestros hijos es una gran oportunidad para practicar la solución de problemas junto a nuestros hijos y para ello algunos puntos que nos pueden ser de ayuda son:
- Hacer lluvias de ideas para que todos propongan las soluciones que se les ocurra. De esta manera estamos tratando el problema desde la perspectiva de la solución y seguro que entre todos encontráis una solución satisfactoria.
- Hacer preguntas de curiosidad a los niños para que ellos mismos se planteen las situaciones. «¿Por qué crees que ha pasado?», «¿cómo podíamos haberlo evitado?», «¿había otra forma de hacerlo?». De esta manera su cerebro va ejercitando que no existe una única manera de hacer las cosas.
- Cuando haya una pelea no intervengas, dales la oportunidad de solucionarlo entre ellos. Puedes preguntarles si necesitan ayuda pero deja que ellos busquen la solución a su conflicto.
- Para la colaboración en casa involucrar a los niños en la distribución de los quehaceres. Hablar sobre que tareas son las que hay que hacer y desarrollar un plan de acción entre todos. En este punto te puede ser de utilidad el post ¿Cómo consigo la colaboración de mi hijo en casa?, en él encontrarás herramientas para organizar las tareas del hogar y cómo enseñar a hacer algo en tan solo cuatro pasos.
Es importante que seamos conscientes de nuestros errores y que seamos igual de compasivos con nosotros mismos… No solo los niños se equivocan y el ejemplo que les damos a nuestros hijos ante nuestros propios errores también es muy importante. Cometer errores es humano pero lo importante es que hacemos para resolverlos. Si no has actuado bien es importante que tu hijo lo sepa y para ello, una vez que estes calmado, deberías:
- Reconocer tu error con un sentimiento de responsabilidad, no de culpa
- Reconciliarte con tu hijo disculpándote. Los niños son mucho más compasivos de lo que creemos y saben perdonar.
- Resuelve el problema buscando una solución que sea respetuosa y con la que ambas partes os sintáis cómodas.
Buscar soluciones: ¿Cómo hacer que mi hijo aprenda de los errores?
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