La infancia es un proceso de aprendizaje. Si solo buscamos objetivos como que se porten bien o que obedezcan estamos dejándonos por el camino la parte más importante. La educación de nuestros hijos es una de las principales preocupaciones de los padres pero debemos pararnos a pensar cómo queremos que sea y qué estamos haciendo para conseguirlo. La crianza respetuosa y la educación en positivo nos abre una forma de entender la educación de nuestros hijos desde la base.
Cuando nos convertimos en padres son muchas las dudas que nos asaltan. Querer hacerlo bien, cómo ser sus mejores referentes, cuál es el mejor modo de que aprendan… Durante la crianza muchas veces nos preguntamos qué mundo estamos dejando a nuestros hijos pero alguna vez te has preguntado ¿qué hijos estamos dejando en este mundo? Tenemos la obligación de preparar a nuestros hijos para el mundo pero no siempre es fácil saber cómo hacerlo…
Rebajemos las expectativas y confiemos más en ellos
Cuando nos convertimos en padres comenzamos a crear expectativas en torno a nuestros hijos, ¿cómo serán?, ¿qué harán?… pero además también comenzamos a crearlas en torno a la crianza y al desarrollo y aprendizaje de los niños. En muchas ocasiones eso es lo que nos lleva a que se generen conflictos. Estas expectativas son las que nos llevan a pensar que nuestros hijos se comportan de determinada manera por fastidiarnos. Nos llevamos al terreno personal las actuaciones de los niños. Nosotros tenemos una idea de cómo son las cosas y de cómo deben comportarse nuestros hijos pero esto no tiene porque ajustarse con la realidad del niño.
Quieres darle una sorpresa a tu hijo, le preparas su merienda favorita y vas a buscar al colegio para pasar una tarde maravillosa jugando en el parque. Cuando llegas al cole tu hijo sale enfadado, no quiere la merienda porque dice que eso ya no le gusta y comienza una rabieta porque tampoco le apetece ir al parque… En ese momento no entiendes nada y de hecho comienzas a sermonearle. «Encima de que te he hecho tu merienda favorita y que he sacado tiempo para que podamos ir al parque, ¿por qué te pones así?, por lo menos podías agradecerme el tiempo que me he tomado en hacerte la merienda, ¿no? Desde luego que no hay quien te entienda…» Aquí el problema no es la actuación del niño sino las expectativas que nosotros teníamos de lo que iba a ocurrir cuando llegásemos a buscar a nuestro hijo.
El problema de estas expectativas es que también están presentes en cómo tienen que hacer o aprender nuestros hijos las cosas. Creemos que los niños tienen que hacer las cosas de una determinada manera, a una edad concreta y de una forma específica… Pero la realidad es que cada niño es un mundo, hace las cosas de una manera y tiene un ritmo de aprendizaje diferente. Muchas veces creemos que estamos animando a nuestros hijos y que con ello les motivamos para que se esfuercen y alcancen el objetivo, pero ¿el objetivo de quién? Rebajemos nuestras expectativas y confiemos más en nuestros hijos. No añadamos presión a los niños y acompañémosles en el proceso de aprendizaje. Respetemos los ritmo y aceptemos su desarrollo.
Estas expectativas que muchas veces tenemos son las que generan las tan temidas luchas de poder, pero ¿sabías que estas luchas son necesarias? Nuestros hijos tienen que disfrutar de su parcela de poder. En el post Luchas de poder con los niños: ¿Tu hijo hace uso de su parcela de poder? explico más a fondo este tema y encontrarás herramientas para dejar de tener esas luchas de poder.
Cómo acompañar a nuestros hijos en el aprendizaje
El proceso de aprendizaje en la educación de nuestros hijos es algo que debemos ver y pensar en el largo plazo. La inmediatez en la educación no es un buen compañero de viaje y no podemos olvidarnos de que nuestros hijos están aprendiendo a vivir y nos necesitan a su lado. Pero ojo, nos necesitan para que les acompañemos y les ayudamos en ese proceso, no para que lo hagamos por ellos.
- Tómate tiempo para «entrenar» con tus hijos: Si queremos que los niños aprendan habilidades de vida tendremos que tomarnos el tiempo para enseñarles y además tenemos que darles la oportunidad de poder practicar. Ninguno hemos nacido sabiendo y no podemos esperar que nuestros hijos aprendan las cosas sin más. En el post ¿Cómo consigo la colaboración de mi hijo en casa? puedes encontrar pautas y consejos de como enseñar a hacer algo a tu hijo en tan solo cuatro pasos.
- Mostrar confianza: Si nuestros hijos ven que nosotros confiamos en ellos y en sus habilidades ellos también confiarán en si mismos. Solemos tender a dar sermones pero es mucho más efectivo un «se que tu puedes solucionarlo, confío en ti» y dejar que sea el mismo el que busque una solución. En estos cosas es importante que sepan que estamos a su lado y que validemos sus emociones. Aprender a desarrollar habilidades para la gestión de los problemas y de la frustración es una gran herramienta. Nuestros hijos pueden desarrollarla si les damos la oportunidad y les será muy útil en la vida. En el post Frustración: ¿Por qué nuestros hijos necesitan sentirla? te explico por qué es tan importante que nuestros hijos vivan la frustración y aprendan a gestionar.
- Tenemos que aprender a soltar: Es la parte más difícil, por lo menos la que a mi más me cuesta (en estos post de instagram tienes dos ejemplos… AQUÍ y AQUÍ ). No podemos manejar la vida de nuestros hijos, deben ser ellos los que la vivan. Nuestro cometido como padres debe ser estar a su lado, acompañarles, ser sus entrenadores de vida y dejarles practicar mucho en el «gimnasio de la vida». Para aprender a dejarles «volar» no nos queda otra que confiar en la capacidad de nuestros hijos de que aprenderán de sus errores.
Herramientas con las que acompañar el aprendizaje
Dentro de la educación de los niños, para ayudarles en este aprendizaje tenemos que tener siempre presente la edad y la etapa evolutiva en la que se encuentre nuestro hijo. Para los más pequeños lo más efectivo es:
- Distraer y redirigir la atención puede hacer que la situación sea mucho más fácil de «manejar». En vez de centrarnos siempre en lo que no pueden hacer podemos darle la vuelta al suceso y centrarnos en lo que sí puede hacer. Si va a coger el mando de la TV, en vez de decirle NO toques el mando podemos decirle PUEDES jugar con los bloques.
- El juego siempre es la mejor forma de aprendizaje. En vez de sermonear o ponernos «serios» podemos convertir la situación en un juego y para los niños será mucho más fácil colaborar. Por ejemplo, a la hora de recoger los juguetes podemos hacer una carrera a ver quien es el más rápido en meter todos los coches en el cubo… Muchas veces en estas situaciones es cuando caemos en las amenazas y en los chantajes, algo que es muy contraproducen en la educación de los niños. En el post Chantajes y amenazas, recursos que utilizamos demasiado en la crianza te explico por qué es tan malo utilizarlos y te digo como puedes desterrarlos de la relación con tus hijos.
Cuando son más mayores dividir las tareas en partes más pequeñas hace que puedan experimentar el logro y que no se den por vencidos. Muchas veces no es que no puedan hacer algo sino que ven demasiado complicado el proceso. Si una misma tarea la dividimos en dos o tres partes más pequeñas los niños desarrollan el «yo puedo», lo que además deriva en mayor confianza en ellos mismos. Capacitar a nuestros hijos es uno de los grandes retos que tenemos como padres, ¿sabes cómo hacerlo? En el post Capacitar a nuestros hijos los hará más felices, ¿cómo lo hacemos? te lo cuento con todo detalle.
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